Telas de grado “Super”

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Telas de grado “Super”
Del cómo se clasifican las lanas súper finas


La consistencia es la clave.

¿Qué hace a un restaurante un lugar de lujo? Podríamos pensar en muchas cosas; el servicio, la atención al cliente, el diseño de los interiores, la elección del lugar, el ambiente, la sinergia y experiencia de quienes trabajan y atienden ahí, la loza, la decoración, el estilo y experiencia del chef, los platillos insignia de la casa, los cocineros, la materia prima, etc.

Ir a un restaurante es, sin duda, ir a vivir una experiencia. Todo lo que enlistamos arriba gira en torno a crear consistencia alrededor de una necesidad básica del ser humano: comer. Y comer, tan básico e imprescindible como es, lo podemos hacer de muchas maneras, no obstante, acudimos a un restaurante de lujo buscando, justo esa consistencia, misma que nace, gira y concluye en la comida. 

La comida al final de todo debe de estar a la altura de toda la experiencia y para que esto ocurra, la premisa es la materia prima.

Lo mismo sucede en la sastrería. Vestir es una necesidad básica del ser humano, no obstante vestir de lujo es una experiencia que se logra a través de la consistencia; para consagrar el acto de arroparnos, la materia prima debe de estar a la altura.

Un gran tejido enaltece el acto de vestirnos; un gran tejido sólo puede ser trabajado por un gran tijera, por las manos y pericia de un gran maestro sastre. Un gran maestro sastre, para enaltecer su arte sólo trabaja con grandes tejidos. Consistencia.



Las lanas súper finas

 

Dentro de la sastrería el tejido más noble para ser trabajado por unas tijeras, ya sea por antigüedad, por experiencia, por esencia o simplemente porque es el común denominador para el traje sastre, es la lana.

La lana, como todos los materiales, puede ser de muchas calidades; tanto las más gruesas y rugosas al tacto, como las más finas y ligeras al tiento. Y por supuesto, dentro de las lanas finas también hay grados; las finas y las súper finas.

Y dentro de las lanas súper finas también tenemos grados; para clasificarlas se utiliza la designación “super”, la cual sirve para definir la finura (grosor) de las fibras de la lana, la cual se mide en micras.

Pero antes de pasar a la teoría repasemos un poco la historia de la lana.


El pasado y la precisión del tacto

 

La lana siempre ha estado presente en la vida del ser humano y en su constante evolución, y por ende siempre requirió de ser graduada.

Al principio, al ser usada como moneda de cambio esta se clasificaba por suavidad y lustrosidad o por tosquedad y lo deslucida que fuera. Para hacerlo, los maestros de la lana se acercaban a diferentes lotes del material ya esquilado y metían la mano para corroborar el tacto y el peso, acto seguido sacaban un puñado y con la vista terminaban el juicio. En ese tiempo, las ovejas aún no se “cuidaban” ni se “seleccionaban”, por ende hacían uso de todas las que existían en el ganado, pero como estaban expuestas al medio ambiente, sólo se usaban las partes del pelo de la oveja que no tenían mucho contacto con los elementos externos; en consecuencia era muy poca la cantidad de lana de calidad que estaba disponible.

Avanzados los años y con el crecimiento imparable de la industria textil en Europa, la demanda de lana aumentó; se requerían mayores cantidades de lana de calidad, por ello se avanzó en el proceso de las “crías selectivas” de ovejas, para así aumentar la producción y proporción de lana de mejores atributos. A raíz de eso la necesidad de clasificar de mejor manera la fibra de la lana creció, y es entonces cuando se ven los primeros indicios de clasificaciones más especializadas. En esos momentos se clasifican en tres grandes rubros; la longitud de la fibra, la finura (grosor de la fibra) y la pureza de la oveja (ponderando las ovejas merino de pura sangre); dando como resultado divisiones en números que iban desde los 60 a los 90, siendo los 90 los grados más finos para la ropa.

Mayor necesidad, mayor propuesta. Entre mayor avance había en la industria textil mayores eran las propuestas para el clasificado; algunos se decantaban por las viejas formas basadas en el tacto y la vista, otros iniciaron sus propias mediciones con el hilado de la lana peinada, y más y más intentos para clasificar la lana surgieron, no obstante, a medida que se desarrollaban las tecnologías de hilado y la demanda de hilos aún más finos crecía, la necesidad de una pauta general y objetiva para clasificarlos se antojaba obligatoria.

 

Así, pasados los años, se establecieron nuevos parámetros técnicos para clasificarla por su finura, apareciendo así la medida en micrones (1 micrón = 0,001milímetro).


El sistema Super, la teoría

 

En 1992, con el fin de aportar cohesión al sistema de clasificación, The National Wool Textile Export Corporation (organismo británico), estableció los grados de calidad basados en micrones, con códigos que clasificaban a la lana de Super 70’s a Super 150’s.

Esta clasificación se basa en el diámetro medio máximo de fibra y la longitud de la misma. Para entender un poco más, podemos decir que una micra es la millonésima parte de un metro, es decir, encontramos 1000 micras en un milímetro. Por citar un ejemplo, una lana Super 80’s cuenta con 19.75 micrones de diámetro, mientras que una Super 150’s tiene 15.76 micrones, es decir la Super 150’s es más delgada y, por ende, más fina.

Para conseguir que una fibra sea tan delgada se requiere de un factor imprescindible que hablamos al inicio del artículo de hoy; la materia prima. Desde el nacimiento, pasando por el pastoreo, el cuidado y el trasquilado, debe cuidarse la calidad de la oveja, que debe ser muy alta, pues en el proceso del trenzado de la lana, para conseguir el hilo, si el pelo es de mediana calidad, este se quebrará y no conseguirá la finura esperada.

Asimismo, al ser el hilo mucho más delgado, se requiere de mayor cantidad de hilo para poder cubrir la cantidad de un metro (medida básica en la cual se consiguen los paños para sastrería). Es decir, a mayor calidad, mayor finura, mayor cantidad de material, mayor cuidado en la materia prima, mayor consistencia y, en consecuencia, mayor el lujo.

Al día de hoy podemos ver la clasificación desde los Super 80’s hasta los Super 240’s, y estamos a la espera de que la industria textil desarrolle fibras aún más finas.




La práctica

 

Ok, mucha teoría, pero entonces ¿Cuáles son las cualidades o benevolencias de una lana súper fina?

La calidad en los números Super, en términos prácticos, se ve reflejada en tres grandes rubros; el tacto, la ligereza y la respuesta a los movimientos.

Entre mayor sea el grado Super, mucho más suave y fino el tacto, por ejemplo una lana Super 200’s puede llegar a hacer las veces, en tacto, de una cachemira. También puede ofrecer una sensación tan ligera, que dé la impresión de que en lugar de llevar un saco, se lleva un suéter, lo cual brinda una inigualable sensación de comodidad y ligereza; en consecuencia ofrece una mayor respuesta a los movimientos del cuerpo, ya que al ser así de cómoda y ligera, el textil responde y se amolda al movimiento natural del ser humano y no lo “constriñe”. Como dato técnico, la lana, al requerir una mayor torsión para poder alcanzar esa delgadez, tiene una mayor elongación, por ello, se estira, naturalmente, con mayor facilidad.

Un tejido de un grado súper alto (de los Super 140’s en adelante), requiere de un sastre sumamente especializado. Al ser un tejido bastante delicado, con todas las cualidades de suavidad, torsión, elongación, ligereza, etcétera, es difícil de trabajar en la mesa. Requiere de una atención y destreza en la tijera, tiza y costura, que sólo maestros sastres experimentados pueden trabajar y obtener el máximo provecho.



Recomendaciones

 

  • Al ser un tejido de inigualable calidad, el material con el que se acompañe/trabaje también debe serlo; consistencia. Los forros, los interiores, las entretelas, los hilos, toda el alma que componga el traje debe ser de material 100 % natural.
  • Huyamos de los forros de poliéster, ya que estos matarían todas las cualidades del tejido. Viscosa, seda, algodón, con su respectivo cuidado en el gramaje, son opciones adecuadas para darle fuerza al traje.
  • Al ser un tejido sumamente fino requiere de un cuidado especializado. De ser posible, antes de mandarlo a la tintorería, es preferible limpiarlo en casa y/o enviarlo con el sastre que lo confeccionó para que le dé su “servicio”. Las tintorerías, debido a la poca o nula experiencia sartorial que tienen, y a los químicos que usan, terminan matando la excelencia del tejido y del traje.
  • A un tejido súper fino nunca se le dará la construcción de fusionado. Máximo respeto al material; su construcción será Full Canvas o Half Canvas.



    Con el gusto de siempre,
    Equipo SOLITO

 

 




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